04 Oct La Chopera y La Cecilia de Allende
Hay grupos de gente que nos visitan en La Cecilia de Allende que tienen un encanto especial. El equipazo de La Chopera es sin duda uno de ellos…
Hoy compartimos contigo en La Cecilia de Allende un artículo que nos encanta, del que nos sentimos parte, escrito por Fermín de la Calle en su “Blog De La Calle”. El pasado 2 de octubre publicaron “La Chopera, la vida es una pachanga” en Eurosport y esto fue lo que contó…
“Todo comienza cada martes con un SMS de Carles Francino durante la publicidad en La Ventana. Actores, periodistas y un balón. Una historia de amistad y goles.
Ocurre cada martes. Como una cadencia invariable, como un acto reflejo. En el preciso momento en que se produce la desconexión publicitaria de ‘La Ventana’, programa de la cadena SER, Carles Francino envia un SMS que sacude el teléfono de una veintena de personas que son convocados para cumplir un rito semanal, jugar al fútbol en el corazón del madrileño parque de El Retiro, en La Chopera. Periodistas y actores forman el ‘core’ de esta peculiar tropa en la que Francino es baja en los últimos tiempos debido a su maltrecha rodilla. Algo que el periodista no ha utilizado como excusa para delegar la organización de la pachanga.
Todo empezó en 2007 con un grupo de desconocidos que se reunía a pasar un rato alrededor de un balón los martes a la hora de comer. Muchas cosas han cambiado desde entonces. Debido a la mudanza en 2012 de Carles desde las mañanas del ‘Hoy por Hoy’ a las tardes de ‘La Ventana’, ahora se juega los jueves cuando el día arranca. En aquellos partidos primigenios iban y venían jugadores de numerosos países que convertían las pachangas en una caótica torre de Babel. Hoy la población futbolística de La Chopera está firmemente estabilizada y el trasiego tiene más que ver con grabaciones de series y películas o con la cobertura de grandes eventos deportivos por parte de los periodistas. No obstante, la ‘francinada’, como alguien la bautizó, mantiene la impronta multicultural de la que Carles siempre ha impregnado estos partidos. Jugadores sudamericanos y africanos comparten alegrías y disgustos con canarios, asturianos, gallegos, andaluces o catalanes.
Francino prepara cada miércoles la convocatoria minuciosamente en una hoja de papel que entrega a Alex Grjelmo, periodista de El País y ex director de EFE además de toda una institución bajo palos en La Chopera. Sobre el césped conviven dos escuelas claramente diferenciadas: los que tocan el piano y los que lo cargan. En el primer grupo se podría incluir a un puñado de actores como Jimmy Castro, Alvarito Monje, Carles Francino hijo o Javier Pereira. El actor con más barrio en su fútbol es Dani Guzmán, quien recogió un Goya como director con el tobillo como una pelota tras recibir un recado involuntario en La Chopera (lo sé porque fui yo quién se lo afeité). Y está el benjamín, a sus 23 años, Ricardo Gómez. El entrañable Carlitos de ‘Cuéntame’ se convierte en un delantero veloz que busca siempre los espacios y no rehuye el choque. Otras caras conocidas que se han dejado ver por allí son la del racinguista Eduardo Noriega, Javier Albalá, portero de excelentes reflejos, el escritor Benjamín Prado o el actor Iván Sánchez, un 9 que no se achica. Completan el grupo de ‘peloteros’ el director de Cinemania, Carlos Marañón, el bostero Nico Martellini, el ‘fariño’ Nacho Carretero, Karim o el periodista Juan López. Gente de buen pie.
Pasan los años y cambian las costumbres. Los que antes llegaban resacosos hoy aparecen con prisa tras dejar a los hijos en el colegio. Los noviazgos dieron paso a los matrimonios, que en algunos casos han probado la amargura del divorcio. Tampoco la crisis es ajena a este heterogéneo grupo en el que la volatilidad de los actores y la inestabilidad de los medios de comunicación aprieta duro al personal.
El otro grupo es el de los irreductibles. Tipos con más sudor que colonia en su fútbol. Veteranos resabiados de pierna dura que sostienen la competitividad de los partidillos. No hay árbitro, pero se cuentan con los dedos de una mano los roces en estos diez años. Pita quien recibe la falta y es ley lo que diga. Lo que no quita para saber que siempre hay algunos más ‘cuerpeables’ que otros. En este grupo de estajanovistas surgen clásicos como Nico Castellano, un canario de espíritu vasco, o Marcos Basadre, un armario gallego que despliega el manual jugando de espaldas. Paco Grande, el inagotable Pedro Zuazua, Carlitos Cano, el productor de cine Chema Rodríguez, el inagotable José Manuel, Felipe, Berni, el marine Abel, El Patillas o servidor completan la nómina de esforzados que le ponen pimienta al guiso.
Los equipos suelen equilibrarse, aunque en ocasiones parezca que no es así. La acumulación de actores en un equipo suele levantar suspicacias, porque como dice un clásico de La Chopera «no es bueno tanto teatro en el mismo equipo». La pachanga ha pasado a convertirse en un partido de un nivel más que respetable. Podrían certificarlo las hordas de japoneses que detienen su paseo por El Retiro para seguir las evoluciones del juego, pero hay un dato más revelador. Durante varios meses el partidillo contó con la presencia habitual de dos jugadores que hoy militan en Segunda División: Álex Pérez, jugador del Sporting, y Álvaro Arroyo, del Albacete. Y también se dejó ver por allí con frecuencia Diego Camacho. Alguien definió en su día La Chopera como «la única pachanga que acaba 0-0». Con todo lo bueno que eso conlleva. Nunca hay mala fe y si alguien se calienta va a la nevera unas semanas. No se regala un balón y nunca se encoge la pierna.
Esta semana es especial para los miembros de esta particular comunidad. Se desplazan a Galicia con motivo de la celebración de un partido benéfico para medirse en el ‘Anfield’ Carro de Lugo a un equipo de periodistas y actores gallegos. La iniciativa, promovida por el hiperactivo Marcos Basadre, servirá, sin haberlo propuesto, para festejar diez años de amistad y fútbol en La Chopera. Diez años en los que sigue ardiendo la llama alimentada por el capitán de esta deslabazada banda, Carles Francino, quien cada martes manda de forma invariable el SMS. Da igual si está en Madrid, haciendo un programa en Senegal o de vacaciones en Santorini. Nunca falla. Él ha forjado este universo donde se convive con leyes no escritas y reina la tolerancia y el respeto por el fútbol y por el rival que ha cimentado una amistad que ya dura una década. Casi todos han cambiado de trabajo, muchos de casa y e incluso de pareja. Pero jueves tras jueves, siguen acudiendo a El Retiro. Porque la vida es eso que pasa entre partido y partido de La Chopera.”
En La Cecilia de Allende estamos encantados con estos encuentros con encanto que llenan nuestro restaurante de Chamartín de amistad, de complicidad y de risas. Deseamos de corazón larga vida a “La Chopera”… 😉